CERRO DE PASCO AMOROSO Y DESDEÑOSO

Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. En filosofía

La sociedad del Cerro de Pasco, sociedad en su mayoría fría, antipática e insensible, sociedad que tiene como desventaja ser cosmopolita, aquí el pragmatismo luce su mejor pose de conducta social, y su peor manifestación de inconsciencia con su prójimo y su problemática.

Mientras otras sociedades urbanas y rurales avanzan a nivel colectivo, aquí el avance es solo individual, se destaca al caudillo, al héroe, al jefe, al director, al alcalde, al gobernador, de ellos queda el nombre, de ellos luce el portal, de ellos resalta la fotografía, la sinergia grupal es utópica y reina el egoísmo y la idolatría del poder.

Por eso cuando se generan ondas sociales es capitalizado por los que desean mantener el poder, cuando se inician jornadas de justicia popular solo hace destacar a quien la conduce pero no a quien la encausa, como dicen los sacrificados son simples piezas del engranaje y son los políticos quienes sacan lustre, rentabilizan y capitalizan los logros.

De allí que las sociedades agrarias nos llevan ventaja por su manera de organizarse, no tienen prejuicio, ni tampoco preposiciones vanidosas, todos hacen la faena, todos ayudan en el “techa casa”, en sociedades cosmopolitas si no hay dinero no hay luchas, sino hay fondos no hay sostén, si no hay ganancia futura y asegurada no hay apoyo al ideal.

Cuando Santiago Huaricapcha descubre esa piedra reluciente al que su amo le llamaba plata y junto con sus paisanos el patrón inicio la extracción de minerales, esos primeros mineros cercaban su propiedad e inicio así el egocentrismo de la sociedad Cerreña, que solo salían de sus minas cuando había fiesta, castillo, y orquesta.

El Cerreño se junta cuando hay festividad, baile popular o espectáculo; mira, si esta ebrio baila y si esta sobrio observa, cataliza y si no tiene vinculo social se va a su casa, indolente, gandul y vacío; por eso hay más poesía que obras de cemento, hay más cuentos que edificios monumentales, hay más leyendas que agua y desagüe hay más novela que carreteras asfaltadas, hay más huaynos de lamento que de victorias, hay más muliza de nostalgia que de loas a nuestra identidad.

Nacimos solos, crecimos sin unirnos, aletargados por el paso de los años, de las décadas, de los siglos, nos resignamos a celebrar, a libar y vivir de nuestras añoranzas y lujos que nos dio el mineral; en cambio los que graznaron , los que rentabilizaron, la hicieron linda, forjaron mejor su futuro, pensaron para el porvenir, no hicieron metralla social , sino emprendieron, la sufrieron en el frio, la altura y el polvo, ahora viven arrogados del fresco ambiente, del pavimento azulado, y del cálido amanecer.

En la sociedad del Cerro de Pasco, gana el que “se hace al cojudo y es feliz”, el que dice “amen” a todo, la gran mayoría no quiere “romper las cadenas” que como dice la muliza: “…tanto le hacen sufrir…”, prefiere seguir padeciendo y acepta el morir resignado en vez de seguir disimulando, porque las desazones de su existencia en esta sociedad, son más que sus contentamientos.