Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. en filosofía
Tengo miedo que los nuevos políticos en el poder de aquí al 2018 fracasen, que hayan prometido algo que no podrán cumplir, que hayan ofrecido obras que no podrán inaugurar, que digan habrá tela cuando apenas darán hilo.
Tengo miedo de los nuevos funcionarios de cada gestión, que de nuevos solo tienen el terno que llevan, porque por dentro tienen la misma función mental que tuvieron cuando estuvieron en el poder, y ahora han vuelto, no son nuevos, si siquiera remangados por la capacitación en gestión pública, vienen con el mismo sello de empezar su gestión con promesas y terminar con justificaciones.
Tengo miedo de los nuevos regidores y consejeros, ellos que representan a la fiscalización pero quieren darse y arrogarse de ser ejecutivos, tengo miedo de ellos porque cuando deberían alertar de los errores e ilegalidades se convierten en cómplices de lo truhan y anómalo, tengo miedo de ellos porque una vez dentro no quieren estar de comisión en educación o cultura, sino en obras e infraestructura, porque saben ellos que allí está su “gallina de los huevos de oro”.
Tengo miedo de los dirigentes de base, esos que azuzan el gallinero social, para luego comer de sus utilizaciones que han hecho de las masas, tengo miedo de los dirigentes que te arman un paro o marcha, usando la miseria y la ignorancia de las masas con justificaciones de buscar el bien común, tengo miedo de los dirigentes que buscan el pan no para el colectivo sino para su bolsillo.
Tengo miedo de los gendarmes, quienes te piden combustible para impulsar sus investigaciones o recibir tus denuncias, tengo miedo de los que cuidan al pueblo, porque te vigilan para controlarte y no para cuidarte, te observan para manipularte y no para salvaguardarte.
Tengo miedo de las ONGs quienes atacan sistemáticamente a un gobierno o gestión, que viven denunciando los desmanes de la producción, pero que no solucionan los líos ya que eso sería crear su propia destrucción, tengo miedo de la asociación sin fines de lucro, porque su título mismo representa una mentira semántica con estructura sintáctica.
Tengo miedo de la prensa, de esa prensa que ataca por venganza, que denigra por rencor y que ensucia por encargo sustentado en un cheque mensual, tengo miedo de esa prensa sicaria, embustera e hipócrita que te sonríe, te saluda y te da la mano, pero por el micro es innoble, descarada y farota.
Tengo miedo y es justo tenerlo, ya decía alguien que el temor es mejor que el amor, por temor la gente cambia, por temor se produce la compasión, la solidaridad y el altruismo; el temor es más fuerte que el amor, en un mundo materialista, inhumano, impío y desalmado, el temor es la guía para la acción correcta, la gestión municipal pulcra o el proceder regional honesto; por eso ten miedo de los que no la tienen, ya que esos son los que llevan al desenfreno, la liviandad y los peores vicios.