Obtener la harina de plátano del producto natural le lleva tres a cuatro días a don Teodosio Fonseca Delgado, desde que los cosecha en racimos en su chacra hasta el embolsado y etiquetado en su vivienda del caserío Túpac Amaru, en el valle de Mishollo, distrito de Pólvora, en la provincia de Tocache, San Martín.
“Cuando está casi para maduro cosecho los plátanos. Después se pela, se lava y se pica. Se le deja secar bajo sombra tres días. Siempre con cuidado porque es un producto alimenticio y no se puede contaminar. Después –cuenta don Eudocio- se muelen los trozos hasta tener la harina; luego la embolsamos y etiquetamos. De cada racimo de uno 80 a 100 plátanos, saco 6 kilos de harina”.
Es cajamarquino de nacimiento, pero recaló en el caluroso valle del Mishollo hace algún tiempo. A sus 62 años, preside el grupo de interés “Los Productores”, un emprendimiento que tras haber ganado uno de los concursos de emprendimientos del proyecto Noa Jayatai de FONCODES, implementó el negocio, pues accedió a un fondo concursable de 7 mil 500 nuevos soles para cofinanciar la asistencia técnica y la compra de algunos activos para la iniciativa, entre ellos, un molino especial que funciona con electricidad.
Los socios de Teodosio son tres de sus siete hijos, y como hogares usuarios de Noa Jayatai (en idioma shipibo-conibo, que significa vamos a crecer en español) cada uno de esos implementan los cuatro componentes del proyecto: fortalecimiento de los sistemas de producción familiar, negocios rurales inclusivos, mejora de la vivienda y desarrollo de capacidades financieras.
Feliz de estar por primera vez en Mistura y orgulloso de su producto, don Teodosio ofrece la harina de plátano orgánico en los stands de FONCODES –programa nacional del MIDIS- en el Gran Mercado de Mistura 2015. Trajo 150 kilos, y hasta ayer por la tarde, había vendido un 80 por ciento.
“Hace tres años me inicié con la harina de forma artesanal. La idea nació al ver que los plátanos que producía en mi pequeña parcela se desperdiciaban, porque abundaba y el precio como fruta era muy bajo. Entonces se me prendió el foco y empecé procesando la harina con un pequeño molino manual. Al principio producía solo 7 kilos diarios y los vendía a mis vecinos”, señala.
“Pero como grupo de negocio empezamos de cero en agosto del 2014. Nuestra primera producción fue de 20 kilos, y hasta ahora hemos llegado a producir 400 kilos de harina. Aquí
en Mistura estamos vendiendo a 20 soles el kilo, a 10 el medio, y a 5 soles el cuarto de kilo. Este es el precio aquí”, explicó.
“Es un producto orgánico, que viene embolsado y sellado, con etiqueta, fecha de envasado y fecha de expiración. Hemos logrado la certificación de la harina de plátano como producto orgánico por parte de un laboratorio, y por eso estamos dentro de Mistura. Es un alimento muy nutritivo, contiene mucho calcio, potasio, hierro y magnesio, así como vitaminas, y puede consumirse de diversas formas como panetela, mazamorra, panqueques, tortas y galletas. Es muy nutritiva, especialmente para los niños y los abuelitos”, argumenta don Teodosio.
Con él, otros 34 pequeños productores de las regiones de Áncash, Ayacucho, Apurímac, Cajamarca, Cerro de Pasco, Cusco, Huancavelica, Huánuco, Junín, Lima, Piura, Pucallpa y Puno están presentes en los stands habilitados por Haku Wiñay y Noa Jayatai, proyecto de desarrollo de capacidades productivas y emprendimientos rurales que acaba de obtener el Premio Buenas Prácticas en Gestión Pública 2015 en la categoría “Promoción del Desarrollo Económico”. otorgado por Ciudadanos Al Día y la Defensoría del Pueblo.