* Pequeños productores venden más de 2.1 toneladas de verduras agroecológicas
Regados con las aguas del río Cachi, los huertos de las familias usuarias de Haku Wiñay en el distrito San José de Ticllas, ofrecen lo mejor de su producción. Desde este fértil valle, emprendedores del proyecto productivo de Foncodes abastecen de frescas verduras al programa Qali Warma para la alimentación de los escolares, en una intervención articulada del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social- Midis.
Estas tierras tienen la fortuna de nutrirse con agua de buena calidad, pero también de la sapiencia de un grupo de emprendedoras con capacidades y habilidades para sembrar, cultivar y cosechar hortalizas orgánicas, y con ello, alimentar mejor a sus hijos y a los alumnos de educación inicial y primaria de la zona norte de la provincia de Huamanga, usuarios del servicio de alimentación escolar Qali Warma, programa al cual han empezado a vender sus productos para contribuir a reducir la anemia.
“Nosotros sembramos brócoli, tomate, zanahoria, y muchas otras verduras. Los cosechamos y llevamos al centro de acopio para lavarlas, desinfectarlas, seleccionarlas y empacarlas, y después entregamos a los colegios para que los niños se alimenten”. Yola Arce Aedo, una madre joven, explica así el negocio que han establecido con Qali Warma.
“Llevamos a las escuelas de Chacco, Pacaycasa, Compañía, San Martín del Paraíso, Trigopampa, Pischa y otros pueblos, para los desayunos y almuerzos escolares. Con esto estamos aportando un ingreso más a nuestras familias. Esperamos vender más cantidad el siguiente año. Quiero que este negocio crezca, vender productos de buena calidad a los minimarkets, a los restaurantes”. Ella es una de las cuatro socias fundadoras de “Biohuertunchiq Salud y Vida”, un emprendimiento rural que nació con el impulso del proyecto Haku Wiñay que Foncodes implementa en distritos rurales.
Noemí Rico Arce, relata: “primero hacemos la limpieza y lavado, luego se desinfectan y seleccionan, se pesan según los pedidos y se empacan en jabas, después se colocan las etiquetas con sus fechas de producción y de vencimiento. Tenemos tres áreas en donde se procesan. Las estamos vendiendo a mejor precio porque son hortalizas frescas y sin contaminación”. Esta es la tarea que realizan dos y hasta tres veces por semana en la planta de tratamiento primario y centro de acopio de este negocio en San Martín del Paraíso, localidad de San José de Ticllas, en la provincia de Huamanga, a 35 minutos al norte de la ciudad de Ayacucho.
“Biohuertunchik Salud y Vida” se ha insertado en un proyecto piloto que articula el esfuerzo de los emprendedores de Haku Wiñay de Foncodes con el sistema de compras de Qali Warma. De este modo, estos pequeños emprendedores están vendiendo hortalizas frescas orgánicas con certificación sanitaria y debidamente empacadas al servicio de alimentación escolar en 21 instituciones educativas.
Con el apoyo del Programa Mundial de Alimentos (PMA) que brinda asistencia técnica, el piloto compromete también al Senasa que certifica la inocuidad agroalimentaria; al Gobierno Regional, a la Universidad San Cristóbal de Huamanga y a la Municipalidad Distrital de San José de Ticllas.
“Nosotros estamos muy orgullosas por todo este aprendizaje, ahora ya no solo podemos vender a los mercados, tenemos otras miras, queremos mandar a los supermercados, a los hospitales, o tal vez, en algún momento, al cuartel del Ejército. Tenemos la idea de poner una tienda en Ayacucho para ahí vender nuestras productos sanos y orgánicos”, cuenta Noemí.
En el distrito de Pacaycasa, Nélida Lapa Yucra, responsable de la cocina de la Institución Educativa N° 38283 Mariscal Antonio José de Sucre, tras recibir las hortalizas, cuenta:
“Estamos aquí preparando ‘guiso de quinua con saltado oriental de verduras con pavita´. Estamos usando brócoli, zanahoria, apio y pimentones, estas hortalizas nos han traído hoy. Trabajo con mi compañera Sarita, y preparamos desayunos y almuerzos para 190 niños, todos los días”.
Mientras cocina, Nélida Lapa Yucra, revela que entre estos alumnos figura uno de sus hijos, quien estudia la primaria. El otro, mayor, cursa la secundaria en el mismo colegio.
Empieza a trabajar a las 5 de la mañana preparando la leche o la avena. “A las 7:30 empieza a servirse el desayuno en cada aula, a cargo de la mamá que le toca turno. A partir de las 8 comienzo a preparar el almuerzo: picar la cebolla, la zanahoria, las vainitas, depende del menú del día que lo fija Qali Warma. A las 9 de la mañana se prepara el arroz, los guisos y el aderezo, todo queda listo a la una de la tarde. Las madres vienen a recoger el alimento y se encargan de repartirlo”.
Mientras los niños meriendan, Nélida y Sarita hacen la limpieza general de la cocina. A las 3 de la tarde, todo está nuevamente limpio, hasta el día siguiente. “Las hortalizas están bastante buenas, y vemos que nos traen frescas. Mejoran la alimentación de los chicos, evitan la anemia, y ayudan al crecimiento de los jóvenes. Queremos que coman mejor, como debe ser, como ellos se merecen”.
El profesor Dionicio Limache Pitoy, subdirector de la escuela, le da razón. Los niños merecen una buena nutrición. “Los productos llega aquí frescos, bien embalados. Cuando son agroecológicos, nos queda a los papás y docentes promover su consumo”. Refirió que ha mejorado la incidencia de anemia. El año pasado hubo 3 casos y este año sólo uno, según el Puesto de Salud de Pacaycasa.
Lucy Sulma Jerí Campana, es la consultora de PMA que está brindando la asistencia técnica.
“Es una gran alianza de instituciones, que se puso en ejecución el lunes 12 de noviembre con la primera entrega de hortalizas frescas, y concluirá el 19 de diciembre. Esperamos lecciones aprendidas para llevar este proyecto a un ámbito mayor en el año 2019. El reto es capacitar a los pequeños productores, promover su formalización y convertirlos en empresarios del campo”, afirma.
El piloto comprende la articulación interinstitucional, capacitación en campo y en la planta de tratamiento, asistencia técnica y gestión empresarial. “Hemos encontrado una gran ventaja, que los emprendedores conocen muy bien el cultivo de hortalizas, han sido asistidas por el equipo de Foncodes, y como personas tienen deseos de aprender y ganas de crecer”, acotó.
Mixtura de verduras frescas
Yola Arce, Mónica Rico, Raquel Silva y Gladys Juscamayta son las productoras principales, y los consumidores 830 alumnos de inicial y primaria de 21 escuelas de Pacaycasa, Chacco, Simpapata, Compañía, Paraíso, Huayllabamba, Qayarpachi, San Juan de Viñaca, Orcasitas, Pischa y Trigopampa, comunidades de los distritos de Pacaycasa, Quinua, San José de Ticllas y Santiago de Pischa.
Entre el 12 y 29 de noviembre han vendido 1,487 kilos y hasta el 19 de diciembre tienen comprometido una venta total de 2 mil 147, es decir, 2.1 toneladas. Son 24 las especies vegetales, la mayoría con altos contenidos de hierro que ayudan a combatir la anemia: espinaca, albahaca, brócoli, tomate, beterraga, apio, lechuga, pimentón, cebollita china, cebolla roja, zanahoria, perejil, culantro, vainita, albahaca, arveja y otros.
El jefe de la Unidad Territorial de Qali Warma, Celso Aróstegui Melgar, destacó el esfuerzo de los pequeños agricultores por responder a los estándares de calidad. Es una experiencia valiosa, porque a los desayunos y almuerzos estamos incorporando alimentos frescos. acotó.
"Las hortalizas salen saludables. Las cultivamos sólo con abonos orgánicos y son muy nutritivas" ha dicho con orgullo Yola Arce. Lo ratifica Diómedes Aparicio Coras, jefe de planta: “lo importante es que se cumpla el flujograma del procesamiento primario, que garantiza hortalizas inocuas. Mi rol aquí es el control de calidad, que no haya contaminantes físicos, químicos ni biológicos”, aseveró.
Dante Cuadros Rodríguez, coordinador técnico de Haku Wiñay, observó que la asistencia técnica de los yachachiq del proyecto está dando resultados: los usuarios saben preparar los suelos con compost, usan bio-insecticidas, fertilizan con abonos orgánicos, conocen qué semillas usar, tiempo de siembra y de cosecha, y programación escalonada de cultivos. Saludó la iniciativa del proyecto piloto Gotardo Quispe Laura, director de Senasa en Ayacucho. La planta está sometida a controles periódicos y tiene la autorización sanitaria, refirió.
Inclusión económica para enfrentar la pobreza
El centro de acopio y planta de procesamiento primario de hortalizas, involucra a otros 47 pequeños agricultores que como familias usuarias de Haku Wiñay trabajan junto a “Biohuertunchiq”, explica Enrique Avilez Lurita, jefe de la Unidad Territorial de Foncodes. Desde el año 2016 Haku Wiñay está presente en San José de Ticllas, trabajando con 406 hogares usuarios. De este proceso surgieron 32 emprendimientos, entre ellos, “Biohuertunchiq”.
Las emprendedoras están mejorando sus tiempos de entrega, y los alimentos llegan frescos a las escuelas. El objetivo es obtener ingresos que contribuyan a su inclusión económica para enfrentar la pobreza, en tanto los niños mejoran su dieta alimentaria escolar y se derrota la anemia, todo, en el marco de los objetivos estratégicos de Foncodes y del Midis.
“Es importante y estratégico -dice el jefe de Foncodes Ayacucho- el flujo interno de dinero en los distritos. Las microeconomías impulsan el desarrollo, generan dinamismo y oportunidades”. Las emprendedoras de "Biohuertunchiq Salud y Vida” lo están demostrando.