Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. En filosofía
Sócrates el filósofo por antonomasia, es sin duda de admiración, el padre de Sócrates era cantero, o sea labraba piedras, les daba forma para luego con estas los albañiles hagan construcciones perennes, la madre de Sócrates era comadrona, partera, obstetra, ayudaba a parir a las embarazadas.
Sócrates resulto de una mezcla genética sexual de un varón y mujer cuyas manos eran claves para su sobrevivencia; el padre daba forma y la madre ayudaba a salir del vientre a los bebes, Sócrates ayudo a darle forma a las ideas y hacer parir el conocimiento a los incultos.
Sócrates tuvo una educación libre, sin restricciones, sin dogmas, ni doctrinario, esto porque su padre comprendió que los limites hace daño a los chicos y apoyada por su madre sabían ambos muy bien que su hijo nacido en un ambiente tendría como resultado un fino razonamiento y una sesuda vocación de encontrar la verdad.
Donde si no tuvieron tino sus padres fue en la educación sentimental, ya que Sócrates se casa con Jantipa, una mujer que hizo de Sócrates su vida familiar desgraciada, como sucede con muchos inteligentes que tienen una mujer que los hace infelices o al revés, nada es perfecto decía mi viejo.
Cuando se conocen Jantipa y Sócrates, se enamoran con pasión y se casan por ilusión y los viejos en el amor sabemos que eso es una muerte anticipada de la felicidad, Sócrates era hijo de artesanos, de clase media, mientras que su mujer era de cuna noble pero inculta, de casa casta pero de inteligencia vulga; nadie escoge enamorarse pero si casarse, Sócrates escogió mal, pero en el fondo dicen otros ensayistas escogió bien.
Es que su mujer lo trataba tan mal que Sócrates paraba fuera de casa todo el día y por no decir toda la noche, investigaba la naturaleza del universo, del ser humano y otras, con tal de no volver o estar en casa al lado de su mujer, como hacen muchos hombres y algunas mujeres, trabajan todo el día o se crean deberes en otro lugar con el fin de no llegar al infierno que es su hogar.
Sócrates, no era bello como algunos metafísicos artistas lo retratan, era panzoncito, chato y respingón, como la mayoría de filósofos, somos feos, pero nuestra belleza está en la inteligencia y el razonamiento, por eso lo estimaban porque hacia dudar a la gente de sus convicciones, era un níspero del conocimiento.
Sus convicciones eran de devoción franciscana, por eso lo juzgaron y sentenciaron injustamente, por no reconocer a dioses atenienses, y corromper a la juventud (Sócrates apoyaría la derogación de la ley pulpin, ya que transformaba a los jóvenes de ovejas a leones), y el acepto la sentencia, beber la cicuta, idealista el tipo.
Tenía 70 años el viejo, y su deseo final que le pidió a su discípulo Criton fue que le pague a Asclepio una deuda de un gallo y luego expiro; no dejo ninguna deuda con sus semejantes como hacen los buenos hombre y mujeres, pagan sus deudas en esta vida y se van libres a la eternidad.