Paola Argumedo, natural del distrito de Tambo, Ayacucho, es hija de un docente que enseña en el mismo distrito hace más de 20 años.
“Te veo disfrutar de tu trabajo y creo que lo esencial para que realices así tu labor es que buscas que los estudiantes sean grandes personas. Esto influye en mí significativamente y tengo un deseo, cada vez más fuerte, de que en un futuro cercano pueda continuar con tu legado”. Mientras Felix Argumedo va terminando de leer esta frase, su rostro se llena de lágrimas y su hija, Paola, se acerca para darle un abrazo y llora junto a él. Ambos no se han visto desde hace dos meses.
Paola Argumedo Contreras escribió una carta a su padre, Felix, para agradecerle el apoyo incondicional que le ha brindado en su meta de seguir una carrera profesional. Gracias a que Felix es profesor de la Carrera Pública Magisterial, Paola pudo postular a la Beca Hijos de Docentes, convocatoria 2023, del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec). Su esfuerzo y perseverancia le permitió ser una de las ganadoras.
Ahora Paola cursa el segundo ciclo de la carrera de Administración de Empresas en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, en la provincia de Huamanga, a dos horas de su natal distrito de Tambo, provincia de La Mar. “En la universidad los gastos siempre son altos, y a eso le sumaba alquilar un cuarto para vivir más cerca. Me sentía tan preocupada porque también tengo otra hermana menor en edad escolar y sé que mis padres no iban a poder cubrir con todo lo económico”, cuenta la joven de 18 años, quien gracias a la beca estudiará su carrera con todos los gastos pagados por el Estado.
Más que una profesión, su pasión
El emotivo encuentro entre Paola y su padre se dio en la institución educativa San Martín de Porras, ubicada en el distrito de Tambo, en la que el docente enseña desde hace más de 20 años. “Nos parecemos mucho. Nuestra relación siempre ha sido muy bonita, nos comprendemos muy bien”, dice la joven, quien visita a su familia cada vez que tiene un tiempo entre sus clases universitarias.
Félix Argumedo no tuvo la oportunidad de estudiar la educación inicial. Terminó la primaria con un gran esfuerzo económico de su familia y, para concluir con el nivel secundario, debió estudiar de día y trabajar de noche. “Esa era mi vida. Pensé que luego de la secundaria, ya no podría estudiar en otro lugar”, recuerda el docente, que tiene más de 30 años laborando en diversas instituciones educativas de Ayacucho.
Una de sus pasiones le llevó a encontrar otra. De adolescente él quería ser locutor de radio, pero no tenía los recursos económicos. En ese tiempo, conoció a otro docente que también era locutor de radio y que le recomendó dedicarse primero a la educación y luego a la locución. Félix hizo eso, pero pronto se dio cuenta de que ser docente era su vocación. “Y como ves, yo vivo con mis niños. Si algún día dejara de ser maestro, ¿Qué sería de mí? Esta profesión es la más hermosa”, asegura el profesor de 57 años.
La relación con su hija Paola siempre ha sido muy cercana. Él recuerda cuando ella desde muy niña le acompañaba a arreglar su salón de clases y le decía “papi, yo quisiera ser como usted”. “Ella siempre ha sido muy talentosa, realizaba actividades de danza, escritura, ganaba concursos de matemáticas, siempre destacó en los estudios. Le inculqué que debe ganar su propio nombre, y así lo ha hecho”, comenta Félix.
“Quiero fundar un colegio”
Aunque tiene un profundo respeto por la carrera de su padre, Paola optó por seguir primero Administración de Empresas, porque considera tener las capacidades para liderar y poder ayudar a más personas a través de sus emprendimientos. Pero no descarta seguir Educación como segunda carrera, ya que anhela continuar con los pasos de su padre. “Siento que puedo conectar ambas carreras y en un futuro fundar y administrar mi propia institución educativa aquí, en Ayacucho”, confiesa la becaria.
Para ella, la labor de un docente es importante porque forma el futuro de la sociedad. Independientemente de la carrera que se elija seguir, el primer encuentro con la educación que recibimos académicamente y en valores viene de un profesor, asegura la joven. Por eso, se siente orgullosa de su padre, más aún cuando sus exalumnos del distrito de Tambo lo reconocen y lo felicitan por el apoyo que les ha dado en sus años de estudio.
“Gracias a la labor tan grande que los padres docentes realizan, sus hijos pueden lograr sus objetivos, como yo. Estoy muy feliz de que gracias a mi papá he podido obtener esta beca y continuar con mis sueños. A todos los que busquen una oportunidad, les diría que nunca se dejen vencer por las adversidades, crean en ustedes mismos”, resalta la joven, que es parte de los más de 3000 ganadores de Beca Hijos de Docentes en sus ocho convocatorias.