Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. En filosofía
Admiro a esos candidatos que a pesar de que saben en su consciencia de que van a perder insisten con ese voluntarismo de Schopenhauer, y más admiro a quienes los siguen, esa constancia, ese denuedo, esa insistencia Freudiana de apostar por el vacío, confrontar su romanticismo de que “si se puede” con el realismo azotador que te muestra la estadística.
Y más admiro a quienes colocan dinero mediante donaciones en la campaña, arriesgan mucho, caminan al lado del vacío con sus decisiones, no es ingenuidad su certeza, no cavilan como Zaqueo ese seguidor incrédulo bipolar de Jesús, sino su fe en su candidato es como la del discípulo Juan cuando decidió arriesgar todo por la causa cristiana.

Admiro a quienes apoyan sin esperar nada a cambio aun así gane su candidato, esos valen la pena, la mayoría apoya porque espera un empleo, una proveeduría y una obra para confirmar que “todos es huashca” en este vodevil electoral, admiro por lo tanto a quienes que por convicción de ideas, apoyan a un candidato, siguen a un líder, promueven y apoyan una idea, un proyecto político y la atesoran como si fuese suyo, defienden a morir a su partido, se aleonan cuando están en los mítines o marchas de promoción electoral, sirven cual estoicos, gozan cual epicúreos, ganen o pierden, su identidad es convicta y fiel su práctica.
Veo juventudes siguiendo a ciegos gnoseológicos, miro adultos detrás de mancos epistemológicos, observo mujeres ser liderados por machistas hogareños, tan difícil es convencerse de la verdad o es que el interés derrite todo prejuicio, seguro el condicionamiento de la necesidad trae abajo toda lucidez y derrumba al realismo.
Todo se hace por interés o necesidad dice la tesis de la motivación humana, necesidad e interés, todo se motora desde allí, todo se mueve por ello, y ¿el amor al ciudadano?, ¿la pasión por servir el elector?, todo eso se acaba cuando se conoce los resultados, el político se interesa en el votante cuando hay procesos electorales y el elector se interesa en el político cuando necesita su apoyo en épocas no electorales, quien es reciproco es vigente de continuar, quien no, ya fue