EL PELOTON 58

Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. En filosofía

Hoy 05 de octubre, día del sacrificio del mártir de la medicina mundial y héroe nacional Dr. Post mortem Daniel Alcides Carrión García, no hace sin duda recapitular que en el Perú, no hay justicia sino se sacrifica, no hay logro sino se ofrenda, no hay respuesta sino se inmola, no hay atención sino se reclama, como dicen los hermanos del magisterio “sin luchas no hay victorias”.

Los sacrificios sociales siempre son necesarios para obtener respuestas a las necesidades populares, y el Cerro de Pasco, dentro de su parangón histórico existen pocas luchas y por lo tanto pocas victorias, las luchas y causas sociales siempre han sido sancho pancistas, particulares, y exclusivas, salvo la marcha de sacrificio para lograr la creación de la Universidad las demás han sido eso: luchas individuales y por motivos paramétricos que solo beneficiaron a un sector de la población.

La marcha de sacrificio de 1963 ,el paro regional del 27 de noviembre del año 1997, el paro regional del año 2012, y la marcha de sacrificio del Pelotón 58 serían en las últimas dos décadas los referentes de luchas sociales sin interés social , comunal, o laboral y que buscaron obtener beneficios populares sin sectorización de beneficios a particulares.

Dicen los caminantes que primero los comenzaron a llamar “la nueva columna Pasco”, esto en razón a que el año 1879 más de 200 hombres Cerreños fueron enviados a la guerra para defender al País de la invasión chilena, ojo aquí, fueron enviados casi forzosamente ya que existía en ese entonces una clase rica y millonaria que tenían minas, haciendas y tierras y que si eran invadidas por los chilenos pues perderían sus bienes y riquezas, de allí que con la condición de que sus padres, madres, hijo y esposas tendrían trabajo seguro y estable esos 200 hombres tenían que ir a luchar, ¿cómo pasa en toda guerra no?, los pobres a luchar al campo de batalla y los ricos no, ellos se salvan o huyen.

Como había gente cultileida en los caminantes , analizaron el título que tendrían los caminantes de la marcha y encontraron que ellos no iban obligados o condicionados a diferencia de la Columna Prado ( primer nombre que se puso a esta columna y que al llegar a Lima cambiaron a Columna Pasco) ellos iban voluntariamente, claro algunos con sus romanticismos, otros con su estoicismo , otros con son su rentismo y de hecho algunos con el afán de figuretismo, de todo hay en el reino del señor como dice el cura y el pastor.

De repente surgían voces de los ómnibus que pasaban y gente que les decía, “¡ese pelotón!”, “¡viva el pelotón!” y como iban en fila india por momentos y en otros instantes la policía los había acordonado en la marcha, surgió el nombre de “el pelotón 58” aduciendo quizá a la marcha exigua y sacrificada que ilustra la película del director Oliver Stone en 1986 denominado “Pelotón”, donde ilustra el sacrificio de los soldados en una causa perdida y que para los guionistas y pacifistas de la película era necesario ilustrarla al mundo.

La cantidad de 58 es porque en un momento de la lucha, cuando el panorama era desolador sin señal para celular y sin medios para coberturar eran 58, 58 marchantes, 58 que cantaban, gritaban y ensalzaban su propósito.

El pelotón 58, lejos de los pro y contra de la marcha, de que si hay logros o no los hay, de que si fue útil o inútil, lo que si se dará en cada uno de los integrantes es ese orgullo de haber caminado, sufrido, sacrificado ese trayecto de unir el ande con la costa de haber pasado las montañas más altas y los senderos más abruptos.

Ahora que ya paso, hay muchos que hubieran deseado estar entre ellos y recuerdo del discurso de William Wallace ese soldado Escoces cuando se dirigió a sus tropas en una guerra perdida contra los ingleses, reflejado en la película “Corazón Valiente” “pasaran los años y seréis viejos y en ese momento no querrás cambiar ninguna parte de tu vida por este momento, donde decidiste luchar por tu país” creo que pasaran los años y los integrantes del pelotón 58 no cambiaran ningún momento de su vida por lo vivido en esta marcha de sacrificio por otros instantes de su vida.