La figura de Jack el Destripador ha sido un misterio fascinante durante más de un siglo, capturando la atención de escritores, cineastas y expertos en criminología. A pesar de los esfuerzos de los investigadores, su identidad ha permanecido oculta, incluso 136 años después de sus crímenes. El asesino, que aterrorizó Londres en 1888, sigue siendo uno de los criminales más notorios de la historia. Sin embargo, en tiempos recientes, un investigador ha presentado una teoría que podría estar a punto de develar este enigma.
Russell Edwards, un investigador que ha dedicado gran parte de su vida a resolver este caso, afirma haber descubierto la verdadera identidad de Jack el Destripador: Aaron Kosminski, un barbero que fue considerado uno de los principales sospechosos durante la investigación original. La clave de su investigación radica en un chal encontrado en la escena del crimen de Catherine Eddowes, una de las víctimas de Jack el Destripador. Edwards logró obtener este chal, que según él, contiene material genético que coincide con los descendientes de Kosminski.
El análisis de ADN realizado sobre el chal parece ser la prueba definitiva que vincula a Kosminski con los crímenes. No obstante, la comunidad científica se encuentra dividida sobre los resultados. Varios expertos han cuestionado la validez de este análisis, señalando la posibilidad de contaminación en la muestra. Argumentan que se necesita más evidencia para confirmar la identidad del asesino y que la falta de pruebas adicionales mantiene el misterio intacto.
Ante la controversia, Ángela Casals, directora del Grado en Ciencias Criminológicas y de la Seguridad de la Universidad San Pablo CEU, se ha pronunciado sobre el caso, ofreciendo una visión crítica de las pruebas presentadas hasta ahora. Casals destaca que, aunque los avances tecnológicos han permitido grandes descubrimientos, aún existen dudas sobre si esta prueba de ADN es concluyente.
A pesar de las discrepancias, lo cierto es que el misterio de Jack el Destripador sigue cautivando a expertos y curiosos por igual. Aunque la identidad de este asesino en serie podría haberse acercado a una respuesta definitiva, aún queda espacio para el debate, y tal vez, otros secretos por descubrir.