Veintidós años después del autogolpe, ¿los peruanos habremos aprendido la lección?

Nos es inconcebible pensar que más del 80 por ciento de peruanos respaldó el autogolpe del 5 de abril de 1992. El mismo que fue creado, planificado e implantado por Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos con el fin de perpetrar su control absoluto e implantar un régimen autoritario, asesino y corrupto en el Perú. «¡Viva el chino, viva el chino!», decían los peruanos. ¿Increíble no?, pero eso ocurrió. 
Contando con el apoyo de los comandantes generales del Ejército, la Marina y la Aviación, así como del director de la Policía Nacional, Alberto Fujimori disolvió el Congreso y dispuso la «restructuración» de varios organismos del Estado. Luego de 22 años, el creador y ejecutor de este autogolpe está sentenciado y preso.
Escribimos no solamente para refrescar lo hecho por el dictador, sino también para que los peruanos recapacitemos, o lo intentemos al menos. A aquellos que permitieron lo sucedido, a quienes apoyaron el inicio de la tiranía y dieron el sí al debacle institucional y gubernamental en el Perú, a aquellos que vitorearon las medidas del gobierno fujimorista, el más corrupto y miserable de la historia republicana, a ellos va dirigido este artículo.
Sí, es cierto, los pueblos escogen a los gobernantes que se merecen. Nos merecimos ser gobernados por un dictador, ¿saben por qué? Porque no somos capaces de hacer valer nuestros derechos, porque no somos capaces de tildar al corrupto, sino más bien participamos en el lodo inmundo de la avaricia y la codicia, porque no somos capaces de dar una mano al prójimo, al contrario, deseamos el mal para poder ser nosotros los primeros que ganemos en todo. Porque no somos capaces de comunicarnos, porque no leemos y por ende no entendemos qué es ser un verdadero ciudadano.Porque no nos hemos esforzado en comprender aún lo que sucedió realmente luego del 5 de abril de 1992, fecha en la que se quebró el Estado de Derecho en el Perú, y la gran mayoría en este país lo aplaudió. Escalofriante.
Y no solo el Estado de Derecho se quebró aquel 5 de abril de 1992, se quebró todo, absolutamente todo: los valores, las pocas buenas costumbres que quedaban, la manera de trabajar, la capacidad de entender, el tráfico en las calles, las maneras, todo... y aún no somos capaces de girar el timón para tratar de ser mejores. No queremos, no nos interesa.
Aprendamos aunque sea a no cometer el mismo error. Casi estuvimos a punto de cometerlo en las elecciones pasadas, votando por el continuismo y la corrupción liderados por Keiko Fujimori. Lo peor de todo es que puede volver a suceder.
Para avizorar algo de lo que podría suceder, les dejamos las palabras que el sentenciado y reo Alberto Fujimori dijo en abril de 1992, luego del autogolpe:«No ha habido un rompimiento de la democracia, sino de la cadena de corrupción en la cadena del Estado. ¿Vamos a dejar que el olor de la podredumbre nos impida respirar? Claro que no. El pueblo peruano no quiere ninguna clase de dictadura»
(La mula)