AMOR EROS

Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. En filosofía

El amor, como casi todo lo humano es un disfraz de un rapaz, que tiene mascara amorosa pero rostro violento, careta de afecto pero catadura de odio, que muestra un semblante de sanidad, pero su ser es necrófago; el amor por ello es como la mayoría de la sociedad, interesado, convenido, condicionado y bajo.

Hoy el amor se alquila, se contrata, a plazo fijo y con interés, hoy al amor le buscamos alta rentabilidad, hoy decidimos amar pensando en el lucro y la ganancia, formamos que amen viendo la billetera y no el hemisferio derecho del cerebro; dime a quien amas y te diré como eres.

El amor se acepta con el corazón y es con el corazón que se niega, se rompen las promesas, nadie ama para siempre “porque el amor no muere, solo cambia de persona” dice el filósofo; si el amor no es eterno, entonces ¿gano el materialismo de la pasión?, ¿el capitalismo de la simple sexualidad se impuso en el ser humano.?

La relatividad llego en el tema donde se pretendía ser absoluto, nadie ama para siempre, nadie ama por la eternidad, nadie ama por los siglos de los siglos, nadie promete amar hasta la muerte, y si los hay, que deben ser pocos, no los aman, ya que como dice el cantar “que dolor que sentimos cuando a veces el amor nos enseña el camino pero no el corazón, muchas veces amamos y no somos amados y cuando nos aman, nosotros no queremos amar”.

Si alguna vez se preguntó el Nobel “¿cuándo el jodio el Perú?”, podríamos también interrogarnos ¿Cuándo se jodio el amor?, ese acto puro, casto, inocente, paso a ser innoble, sucio y ramplón, ¿cuándo ese cerco de lo único que nos separaba de la inmundicia se contamino?, ¿en qué momento lo poco de virtud que quedaba se astillo con el muro de la sinvergüencería de la desfachatez?

El amor, ese valor que los griegos quisieron ponerle valor y peso, ese valor que los romanos quisieron fraguarlo, ese valor que los medievales ensalzaron hasta llegar al sacrificio, ese valor que los renacentistas defenestraron y con la revolución industrial paso a ser mecánico, engranaje social y ley formalizada con los instrumentos de la familia.

Hoy en pleno capitalismo, el amor es sectario, discriminatorio, tiene tarifa y precio con forma de humanismo soterrado, vejado por las normas de la secularización de que uno hace con su cuerpo y su sexo lo que quiera, y con quien quiera o quien pague a corto o largo plazo.

Al fruto del amor lo usamos como condición para someter no para seguir en amor, lo usamos para lastimar y no para consolidar la relación, ¿Crees aun en el amor? Considero que si crees, en quien no crees es en las personas que en nombre de un “te amo” te hicieron daño, que en nombre de un “por siempre te amaré” te perjudicaron, ánimos, después de la tormenta viene la calma, después viene otra tormenta, así es el amor, como la vida, tiene sus colores, pero tú tienes el pincel.