EL ENAMORAMIENTO Y EL MITO DE LA MEDIA NARANJA

Todos nos hemos sentido atraídos y por lo mismo nos hemos enamorado alguna vez, compartiendo sentimientos y pensamientos que nos han llevado a experimentar sensaciones de placer que nos conectan a ese alguien tan especial.

En el proceso nos encontramos con que esta persona se vuelve más importante que nosotros mismos, hay una mala percepción de lo ilusorio y real ya que cuando nos enamoramos la persona es perfecta y maravillosa y aquí me recuerda este gran filosofo kirkergard quien dice: “cuando uno ama ve” diciéndonos así que cuando vamos del enamoramiento al paso de amar vamos aceptando con conciencia sus defectos, puedes ver sus fallas y quieres ayudar a superarlas, para esto es importa el reconocimiento de una identidad propia, pues una persona no puede desarrollarse crecer ni madurar sin haber dejado sus propias carencias y sin sanar aquello que no puede controlar, para ser precisa no puedo dar aquello de lo que carezco y es aquí donde va mi búsqueda de la media naranja - mito que sin lugar a dudas nos hace creer que necesitamos quien nos complete, cuando nos enamoramos vamos destacando un rasgo en el otro que me falta a mí, es decir vamos buscando quien complete aquello de lo que no estoy siendo capaz de reconocer en mi mismo, que necesito, que deseo o que quisiera, conformándonos con lo que tenemos, donde uno se miente y al otro, pues si, la media naranja existe solo si yo la corto a la mitad y no lo deseo un ser completo

Hay de aquellos que piensan que cada individuo es incompleto por lo que debería buscar u encontrar mi media mitad, concepto erróneo de que somos la mitad de una unidad presupone que nuestra individualidad es obsoleta ya que existen actividades, situaciones, y objetivos que son innegociables porque ninguno de los dos está dispuesto a renunciar a sus convicciones, sino que debemos ser idénticos a nuestra otra mitad para que todo funcione. Si dicha creencia es cierta tendríamos los mismos gustos, compartiríamos y desearíamos lo mismo, por sobre todo pensaríamos igual. Reconozcamos que somos seres individuales, no hay nadie igual, pero somos el resultado de nuestra historia, tanto genético como de nuestras experiencias.

…………….. Si cambiamos “el mito de la media naranja” por “dos naranjas completas sostenidas por la misma rama”
Fiorella Porras Portillo
Psicóloga.