CALLES DERRUIDAS

Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. En filosofía

Las calles son signos de identidad, las correderas son señales de lo antiguo, son vías que nos recuerdan nuestro antepasado, con arterias urbanas que nos avisan el futuro y nos recuerdan el ayer para tomar mejores decisiones en el presente, por eso la calle es como la vida tiene un nacer y un morir.

Las calles en el Cerro de Pasco antiguo se gestaron por alquiler y no por devenir, se construyeron para arrendar y no para quedar en la historia, se edificaron para ser pasajeros en una ciudad minera donde no todos somos errantes y a veces nunca más nos vemos en el camino.

Foto Pasco Antiguo a Colores
Por eso no les duele a la gran mayoría que una calle sea demolida en el Cerro de Pasco, no le interesa que nombre llevo y porque se puso, lo más vital es por cuanto se pudo vender o por cuanto se vendió, porque mientras hay oferta habrá demanda, eso en una ciudad pragmática es normal, en una ciudad donde el frio del clima es similar al frio de los corazones de quienes viven aquí, fríos, racionales, utilitaristas y rentados.

Por eso el lloro aquí es ausente, la protesta se limita a quejas, nadie denuncia judicialmente solo radial, televisión y red social, hablamos, criticamos pero nadie toma la bandera de la resistencia, porque eso es quimera y a veces aprovechamiento en la ciudad donde todo se vende y que la identidad cultural dura hasta que se ofrezca el cheque.

Todos rugen, todos ladran, todos maúllan cuando una calle es derruida, todos acusan a todos, se renueva el lamento, se canta nuevamente la muliza “añoranzas” y todos aman a la tierra donde la minería es causa de bendición e imprecación a la vez, la tierra minera es como litera, aguanta pero no dura, soporta pero no vive, porque en ciudad con minería y más aún en esta tierra fría, lo prevaleciente es el día a día.

Por eso la empresa minera no hace lo que quiere, hace lo que se le permite hacer, tanta riqueza nos quejamos, ¿acaso no lo tuvimos en las manos?,¿ no fluyeron millones por nuestras narices gracias a la minería?, ¿ no hubo acaso regalías y canon minero que no supimos aprovechar?, nosotros somos los responsables de nuestras calles derruidas, abandonadas, nosotros como sociedad, ¿ acaso no está esperando la mama o el papa vender la casa de antaño e irse para otro clima donde vivirán del fruto de su sacrificio, de su quijotada de haber vivido en la ciudad del frio, donde llueve, truena, nieva? Claro es jodido vivir aquí, ¿qué creen? ¿que nuestros bisabuelos vinieron aquí por el lindo clima, por el paisaje impresionante? Ellos vinieron por la

minería, vivieron gracias a la minería, ahorraron gracias a la minería, compraron y vendieron gracias a la minería y se enfermaron también gracias a la minería.

Las calles seguirán demoliéndose, continuara el nacer y el renacer de la ciudad minera, sea quien sea alcalde o alcaldesa, todos venderán sus casas, venderán sus espacios terrenales, ya que ese es nuestro permanente destino, aparecer y desaparecer.

Nuestros lamentos solo se mostraran en los bandos y mulizas de cada carnaval cerreño donde se canta nuestra desgracia y se baila nuestra agonía.