UN DEBATE NO REBATE

Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO

Lic. En filosofía y CCSS

No elegimos campeones en oratoria, sino estadistas que demuestren con su trayectoria resultados de gestiones, obras y actitudes que beneficien a las mayorías, no elegimos demagogos sino políticos cuya prioridad sea el prójimo y su prelación es la persona que es el activo más importante de toda democracia sustentable.

De allí que un debate es parte de conocer que propone y que argumento elucubra todo aspirante a dirigir una ciudad, una provincia y una región, no buscamos buenos sofistas para vivir de su elocuencia, no debemos elegir embaucadores para vivir de su soflama, una buena sustentación no soluciona la pobreza, una buena exposición no soluciona la carencia de agua potable, un buen gesto lingüístico no ayuda a tener conexión vial en una región, la expone, la promueve, pero no es determinante.

La sociedad en su mayoría pragmática, elige a quien ya en gobierno le dará un beneficio sea comunal, vecinal o individual, la consciencia social del barrio es utilitaria, por eso cuando un candidato al distrito o a la provincia y a la región firma actas de compromiso, actas de clubes, acta de dirigencias de asentamientos humanos, lo hace porque cada grupo social demanda trabajos que es necesario estar a la mira, “las palabras se las lleva el viento” pero un libro de actas permanece en el tiempo y si sale electo el que ha firmado, pues hay evidencias para pedir, hay pruebas para solicitar.

Nuestra experiencia social electoral como sociedad pasqueña nos da clara las conclusiones de que un debate no rebate, hablaba mejor Víctor Raúl Espinoza que Félix Rivera y gano “el trueno”, conferenciaba de manera sobresaliente Tito Valle que Klever Meléndez y gano Klever, exponían todos de modo superior, menos Teódulo Quispe pero fue “el chirigallo” el ganador, por eso no elegimos oradores, esta sociedad minera, campesina, agrícola y ganadera elige a quien le cae simpático, regala a montones y a quien nunca les dice no aunque ya en el poder le cumple , no todo pero algo y con eso es suficiente, a ese eligen, 16 años en esto de analizar e investigar la convivencia ciudadano – político la tengo clara, no gana el humano gana el artero, no gana el de las buenas ideas sino aquel que mata las penas, gana no el que tiene más que voluntad triunfa el que tiene contratistas, financistas y buenos operadores políticos y que posee como aliados a dirigentes sociales, periodistas y algunos alquimistas .

El que quiere ganar, triunfa si no es en este proceso en el sucesivo y si no en el que persigue, pero ese querer llegar al poder no es pues fruto de la pura voluntad y la simple terquedad sino es producto de la constancia racional y la tenacidad científica, no se gana por “champazo” se llega producto de lo hecho anteriormente, porque al final somos producto de lo que hicimos en el pasado como políticos y como personas.