SITUACIONES CONSIDERADAS SOSPECHOSAS O ANÓMALAS EN LAS EG 2021 SE REPITEN DESDE 2001

Se destaca que estos patrones, presentados para señalar un supuesto fraude en los comicios del año pasado, no serían prueba de una manipulación sistemática de las preferencias electorales

Los patrones o comportamientos considerados como sospechosos o anómalos, que sirvieron de evidencia para señalar la existencia de un supuesto fraude en las Elecciones Generales 2021 (EG), se repiten en las elecciones presidenciales celebradas en el Perú desde el 2001, de acuerdo con un informe elaborado para el Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional).

El documento de trabajo, en el que José Incio, doctor en Ciencia Política, analiza de manera longitudinal las elecciones presidenciales entre 2001 y 2021, destaca que muchos de estos comportamientos inusuales se presentaron incluso con mayor frecuencia en anteriores comicios de esta naturaleza.

No obstante, el número de impugnaciones a las actas presentadas en la segunda vuelta de las EG 2021 no tuvo precedentes (1084 frente a 19 en el 2016).

Precisa que la denuncia en relación con una candidatura que ganó solo una mesa del total de mesas del local de votación -hecho considerado como “sospechoso” por determinados sectores- fue una situación menos común en los comicios de 2021 (8.31%) en comparación con los anteriores procesos electorales (13.06% en 2016).

Igualmente, indica que en la elección del año pasado hubo un porcentaje menor de mesas de votación en las que el partido que obtuvo la mayor preferencia en la primera vuelta la perdió en la segunda, en relación con procesos anteriores (11.89% frente a 34.57% en el 2016).

Explica que ello ocurre porque las preferencias de los electores se ven influenciadas por la campaña electoral entre la primera y segunda vuelta, mas aún en un país con poca identificación partidaria y una estructura muy débil de los partidos políticos.

El informe recuerda que en las redes sociales y los medios de comunicación se tomaba como algo fuera de lo común observar actas en las que el puntero de la primera vuelta no recibe ningún voto en la segunda vuelta. Sin embargo, precisa que este es un comportamiento presente en elecciones anteriores y que, incluso, fue mayor en las elecciones presidenciales de 2011.

Señala también que es un hecho recurrente en las elecciones presidenciales del país que el candidato que obtuvo la mayor cantidad de votos en un distrito obtenga 0 (cero) votos en alguna mesa de esa circunscripción, así como el hecho de que haya una reducción sustantiva de los votos blancos entre la primera y segunda vuelta presidencial.

Asimismo, afirma que “no es extraño” que algunas mesas de votación se comporten distinto a otras en un mismo local o distrito, dado que los factores que determinan el voto de las personas son muy complejos, y el comportamiento electoral puede verse influido por factores estructurales, individuales e incluso por estímulos externos como las campañas políticas.

Concluye, por tanto, que las evidencias presentadas en redes sociales y medios de comunicación (actas electorales que mostraban comportamientos inusuales en la distribución de los votos) no serían prueba de una manipulación sistemática de las preferencias electorales