ASUNTOS FENOMENICOS

Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. En filosofía

Alguna vez les conté esa anécdota que me sucedió cuando regresaba a casa y ya era de noche y vi en la pista a un niño intentando hacer volar su cometa de noche, me reí y le dije al niño que era imposible que volara, el siguió insistiendo mientras yo me retiraba, camine 10 pasos y apareció un viento e hizo que la cometa del niño vuele, el niño me miro a los lejos y en su mirada se reflejaba una burla a mi racionalidad aristotélica; y yo me sentía humillado por el fenomenalismo Husserliano, era un fenómeno que veía ante mis ojos, algo que no era normal, algo raro pero que a veces se hace habito y costumbre.

Dice el fenomenalismo que en la vida suceden realidades no convincentes pero que se dan, que no tienen explicación racional sino son asuntos fenoménicos y que se tiene que aceptar porque no hay de otra, es así y aunque su duración es etérea se da.

La fenomenología quizá tiene su escenario más importante en el campo social, en las interrelaciones humanas que uno vive paso a paso y ve sorprendentemente experiencias sensoriales que al notar que suceden uno queda pasmado, admirado y atónito.

Pero te quedas estupefacto no por asuntos fenoménicos positivos, o prospectivos, sino porque miras con estupefacción como lo impúdico se torna común, como lo incapaz lo notan como competente, ves como lo tramoyista se torna requisito para la escrupulosidad, el fenomenismo se está haciendo común, normal, y frecuente.

¿Será que la norma moral es ultrajada mientras la sanción sea solo norma moral?, ¿será que el simplismo ético llego a ser exclusivo de seres raros que demandan conductas correctas mientras que los seres corrientes (que son muchos ya) deslanan a la axiología con sus gestiones?, ¿es el fin de la ética leal y consecuente?, llego la era del empoderamiento mecanicista de lo amoral, del sin sentido, de la idea de que si no me afecta no me importa, de que si no me toca, me importa un rábano, a eso hemos llegado, ¿a la finalización de un estado moral a un estado anárquico de valores morales?.

Robar es común, sisar es rutina, ser mal hablado es sentencia, los rumores son evidencias, los dichos son columna de verdad, los “dices” valen más que los axiomas, los pareceres son ahora conclusiones , no hay premisas , todos los dichos son válidos, así sean sin evidencias porque la prueba es y basta el dicho en sí, ¡qué sociedad.!

Así las seudociencias del rumor se han aventajado, los hechos se ha dejado de lado y se impone el parecer del hecho no el hecho en sí, sino el parecer, el punto de vista, la idea valorativa basada en la simple afectividad o en la roncha emocional engañosa y trivial en la cual se han estancado incluso la escasa, poca y selecta sociedad pensante.

Hoy se discute el dicho y no el hecho, se pone en lupa la retórica y no el acto, se hilvana las callejuelas del murmullo, y no se investiga con profundidad las acciones, nos hemos estancado en el agujero negro de lo ignoto y lo incognoscible.