DESPUÉS DE GOZAR, ¡¡¡QUÉ IMPORTA EL RESTO!!!

Qué rabia con la presidenta Dina Boluarte, ¿verdad? Pero el espiral de sus delitos y yerros es dramático y lo va a pagar.  No merece alguna compasión por adelanto, dado al destino que le espera, sus años en la cárcel. Lo poco razonable es que los presidentes, y parece que todo aquel que ostenta el poder, olvidan que el término de su mandato está a la vuelta de la esquina. Le queda menos de un año de gobierno, eso, si es que llega al término de su mandato, pueda que el Fujicerronismo decida echarla para lavarse las manos. La ceguera de Boluarte es más trágica, no solo carga los delitos, pesa más su traición, el cinismo de traidora, que motiva su rotundo repudio en casi el 100% de los peruanos si descartamos el margen de error, donde solo el 2% o 3% la aprueba según las encuestas. Debería empezar a contemplar como un espejo el destino del expresidente Ollanta Humala.    
 
Por Yonel Rosales 

La presidenta carga con la muerte de al menos 49 inocentes, demostrado por diversas publicaciones periodísticas e instituciones defensoras de los derechos humanos que eran personas sin culpa. Aún si hubiesen cometido delitos, no existe en nuestras leyes la pena de muerte, si lo hubiera, ningún militarcito o tombito alucinado con su pistola tendría la potestad de matar, tiene que haber un debido proceso para su ejecución. Incluso policías que asesinan delincuentes sin causa justificada terminan en la cárcel. Reconocidos abogados como Azabache, Palacios, tienen la misma conclusión, que apenas termine su gobierno dará cuenta a la justicia. 


Cada tanto hay otro escándalo que supera a la otra, los relojes Rolex, las joyas de oro, el aumento de su sueldo, etc, etc. En el caso del Rolex con sus descabelladas mentiras, dijo que su wuayky Oscorima se lo, regaló, le prestó. Los penalistas coinciden que Boluarte confesó un delito en público al aceptar que esas joyas fueron prestadas por el gobernador de Ayacucho. También se descubrió que la presidenta utiliza su cargo para salvar de la cárcel a su hermano Nicanor, que hace lo mismo para salvar su pellejo, gracias a que el pacto corrupto que gobierna el país tomó las instituciones claves como el Tribunal Constitucional, que hace unos días emitió un pronunciamiento que blinda a Dina.  

Si para todos es evidente, ¿por qué para el que ostenta el poder no lo es? No solo están los delitos, están sus consecutivos errores y descaros, que superan largamente a los de Pedro Castillo y la gran prensa no se escandaliza como con el profesor. Lo que la llevó al rechazo de la gente, es unánime. A todas partes que va, no la quieren. Ni como para consuelo, algo que justifique sus penas y amarguras, y pueda decir: todo lo aguanto por mi pueblo. Hace suponer que lo único que la aferra al cargo es gozar y el resto al diablo. Como su reciente inmerecido aumento de sueldo a 35 mil soles. En algún momento de nuestras vidas hemos utilizado esa justificación “después de gozar qué importa o qué importa el resto”, o “lo que he gozado me llevaré”. Son afirmaciones comunes que utilizamos para pasarnos los límites y amainar nuestras culpas. Por ejemplo, tienes escaso dinero y prefieres despilfarrarlo pese al riesgo de padecer su carencia. Pero en situaciones así no pende sobre ti la cárcel. 

¿Qué le convence a Dina que no tendrá el mismo destino de Fujimori? Ni el dictador, ladrón y asesino se salvó de la cárcel pese a todo el poder acumulado, pese a tener todas las instituciones a su favor, pese a su peso político. ¿Dina tiene algo de lo citado? Ollanta fue un presidente con cierta aceptación, que traicionó su planteamiento político. De ser un candidato antisistema y denunciar a los grupos de poder, pasó a ser un presidente servil. De utilizar el eslogan “honestidad para hacer la diferencia”, está condenado por corrupción. Cuando terminó su gobierno y lo llevaron preso, nadie salió a defenderlo y a quienes le sirvió celebraron su encarcelamiento. Cosas menores, comparados con los de Dina, opacaron a Ollanta y le condujo a la cárcel. 

Ahora imagínense a Dina Boluarte. Que no tendrá congresistas que la defiendan. Sus titiriteros, o como ella dice, sus grandes amigos, que le hacen creer que siempre la defenderán, cuando la justicia haga justicia serán los primeros en celebrar su caída, por asustarlos con el comunismo de Cerrón y Castillo. En ese tramo final, Dina seguirá siendo útil, los fujimontesinistas, los acuñistas, el cerronismo y toda la derecha bruta y achorada (DBA) la utilizarán como la carnada para un pueblo sediento de venganza por todo el lastre que se hace ahora mismo en el país. Será la ideal a quién cargarle todas las culpas. La gratitud por sus incondicionales servicios a la mafia política, serán olvidados. Entonces solo quedará lo vivido, en la soledad de su reclusión se consolará con todo lo gozado, pero qué tales joyas, pero que tales viajes, pero qué envidiable sueldo, pero qué tal poder de botar o nombrar, etc.  Pero hay un pero, para que este destino se cumpla, primero tenemos que votar bien. #PorEstosNo