JUVENTUD Y SENILIDAD UNIVERSITARIA

Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. en filosofía

Los jóvenes sin rebeldía son servidumbre precoz decía José Ingenieros en su libro “ El Hombre mediocre”, me hacía rara la actitud mansa de los estudiantes universitarios, todos ellos preocupados más por la formalidad de sus notas que por revolucionar su sociedad a través de su vocación y acción juvenil.

Y es que la universidad local se parece a un colegio, solo falta el uniforme para que cuadre la imagen de escolares de cada universitario, me sorprendió la toma de local de parte de algunos de ellos y develar la incapacidad no solo del Rector sino incapacidad sintomática de la mayoría de académicos, administrativos y directivos de la universidad local.

Me sorprendió porque en las ultimas taras del tiempo, la juventud universitaria más se dedica al festejo que al reflejo social, más le dedican tiempo y energía a una o dos semanas de cachimbo que a descubrir la cura o la solución a problemas de su profesión, los jóvenes universitarios son manada, masa, “caminantes” a decir de “the Wolking dead” que solo gatean cumpliendo el protocolo de aprobar, sustentar y sacar el título, para después encontrar trabajo, esa rutina es de mediocres, pávidos y seres corrientes.

La juventud universitaria en estos tiempos no pitea , solo critica oralmente, y eso no basta para remover el piso de la autoridad , la juventud universitaria no toma la bandera del renacimiento de la universidad local, por eso sus maestros, los famosos doctos, se quedan en la quietud de la enseñanza de pizarra, porque esta juventud no exige, no les saca el jugo a muchos de ellos, tanto que así los maestros de la universidad local, se duermen, no repasan, no releen los principios y sus clases o discursos son reflejo de libros resumen o de alguna charla de TED.

Ser directivo de la universidad local es lindo, es estar en el paraíso, porque ganan dinero de varios rubros sin mucho hacer, ganan sin obrar mucho, solo firman su entrada o salida y tramitar lo que le conviene y lo que no estancarlo, mientras tanto la acreditación universitaria postergada, la mejora de la calidad en la enseñanza echada al cubo de su fracaso, los equipos y materiales que requieren los estudiantes tiene cronograma para capitalizar sus robos elegantes.

Es maravilloso ser directivo de la universidad local, nadie les exige, y si salen voces alzadas los compran, ya que algunos líderes universitarios valen un sencillo de menú de comedor y otros un simple préstamo de un bus, así cuesta la dignidad universitaria juvenil, una nada.

En la universidad local el trámite y toda gestión tienen dos precios, la formal y la ilegal, así avanza todo documento, los favores tienen tarifa económica y de servicios, tan habitual se ha hecho la renta de gestión o de trámite que solo falta ser aprobada en consejo universitario.

Así es en parte la universidad local, para que negar que existe un poco de reserva moral en algunos directivos, administrativos y Maestros, pero una paloma no hace un verano, unos pocos no harán una gran universidad, se requiere refundar la universidad, pero eso es una utopía que solo la acción rebelde y transformadora de la juventud lo hará posible.