MATEMÁTICOS

Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. En filosofía

Siempre me gusto la matemática pero no como lo que enseñan, no entendía como una ciencia perfecta era aprehendida en los niños y adolescentes por los más imperfectos, con honrosas excepciones los que enseñan matemáticas son los más apáticos e indiferentes al término.

Si los matemáticos dirigieran el mundo, este no duraría ni un segundo más, aunque el lenguaje de Dios es matemático creo que el creador prefiere a la matemática como instrumento pero no como guía, la matemática es racional, fría, y fundada, los resultados son efectivos y disciplinados, no hay lugar para la esperanza o el perdón.

Sin embargo no hay padre o madre de familia “que se muere de ganas” para que su hijo o hija sea matemático y de los mejores, estamos en una sociedad donde el academicismo de ser matemático se impone, el alumno que logra 20 en matemática valdrá mas que aquel que logra ser campeón nacional en atletismo, así de real son los hechos.

Empero el que sea matemático tu hijo e hija más depende del entorno social que de los genes de los padres, lo que como padre o madre contribuye a ser numérico es la influencia y dirección más los espacios de formación que le podamos dar a nuestro hijo (a).

Nunca un matemático florece donde hay humanismo y letras, no se da un matemático donde hay dialéctica sino donde hay geometría, si en la familia discuten sobre política, retorica, leyes, y comercio, el niño potencial en matemática, se verá aislado, obtuso y nadara contra corriente.

Si no quieres transformar a la gente pues sé matemático, si no deseas cambiar el mundo pues sé matemático, pero si deseas explicar el universo y llevarla más allá de las fronteras de la gnosis pues sé matemático.

Si la política fuera ciencia exacta, los matemáticos serian quienes gobernarían, pero como la sociedad es inexacta no gobiernan estos; por eso es mejor que los matemáticos están donde están, pensando cómo explicar y solucionar problemas abstractos que remediar conflictos sociales, medioambientales y militares.

La matemática siempre ha sido un instrumento de dominación que uno de liberación, los números determinan la fuerza de la opresión y de la explotación industrial antes y ahora; los líderes políticos llaman siempre a los matemáticos cuando los números del presupuesto fiscal no satisfacen o cuando quieren hacer aparecer ceros donde no hay o aumentar porcentajes donde no se puede.

Los matemáticos dominan el mundo a su manera, se meten en las finanzas y si desean quiebran el mercado de valores, ingresan a la política y la convierten en números a las personas, en cifras a las políticas de Estado y en fríos porcentajes a la riqueza y pobreza de la sociedad, se insertan en lo militar y a las altas y bajas les ponen cantidades, proporciones y se impone la decisión fría y matemática de que hay que cuidar al rey y sacrificar a los peones.

Dudo que el matemático ame, es que es un ser aislado de que tiene ese imán ante las mujeres que dura hasta que llegan a la intimidad, y de allí es un ser amorfo, indefino y aquilato su manera de amar.

Sin embargo ser matemático es de entre todas las profesiones la singularidad epistémica, la diferencia cognoscitiva, la deontología ególatra y la actitud banal pero importante de ser el que sabe el orden y funcionamiento de las leyes del universo.