OPTIMISMO DE OCTUBRE

Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO

Lic. En filosofía

Cuando las espinas clavan tu cuerpo demolido por el constante peso del sufrir, cuando laceran tu alma y porfían en destruirte, cuando deslucen a su querer las ostias del aliado y perpetúan horrores hacia tu existir, no descorazones ni emplumes, presenta pelea y dé todo de ti para que la “geo tormenta” no sea efectiva en tu vivir.

Cuando golpean a la puerta de tu durar, y azotan sin asco los pómulos de tu catadura sensorial, y estos se agrietan y están a punto de abrir y saldar con sangre las deudas asumidas por el paso del tiempo; tienes que ordenar desde el hemisferio izquierdo de la razón que el soma busque respuesta y alternativa y desde el hemisferio derecho que resista y no desembarque en la playa del derrotero, del fracaso y de la frustración.

Cuando hacen grieta tus vibraciones y sucumbe el bloque emocional formado en la infancia y alimentado al calor de la familia, tienes que sobre ponerte y tomar la quimera de que vendrán días buenos donde la sal no llegara a la herida y la miel seguirá probándose en tus labios, que el dolor pasa y queda pero la alegría se goza y se mantiene.

Cuando los muros de tu solidez conductual han sido derribados por los monstruos venidos de tus errores e indecisión individual, recuerda que uno no vive del pasado ni del devenir sino de la acción y decisión presente, el pasado es para evitar cometer errores en el presente y el devenir para ponerse positivista y tomar una actitud mejor.

Debes ser consciente que lo que no se rompe hoy se romperá inevitablemente mañana porque cada golpe debilita, cada azote amenora, cada garrotazo que aplica el entorno existencialista merma la resistencia espiritual, carcome al optimismo con la cual uno hasta hoy resiste; las alas de la esperanzas por veces son inalcanzables, ese decir repetitivo “tengo la esperanza” es la mentira que motiva a las mediocres voluntades.

“Hay golpes en la vida” dijo el poeta Abraham pero le faltó inducir que la vida son golpes, sean de toda clase, hay golpes por doquier que uno como humano tiene que enfrentar, solo que estos en cada uno es diferente, distinto y desigual; algunos han sufrido más que otros esto es indubitable, otros han gozado más que los demás y esto también es ineludible.

Así como el albur y el azar es negado en mentes privilegiadas, la suerte es una justificación de los débiles para explicar una mala experiencia, uno es producto de su camino por la cual decidió enrumbar y si sabes lo que venía después de cada decisión, es digno asumirla sin protesta ni rencor, si te fue bien repítelo si te fue mal evítalo, formula simple para el buen co existir; pero acaso dependemos de la racionalidad para decidir, de todos modos hay escenarios que se forjan a tu favor y escenarios que construyen en tu contra, lo importante entonces no es lo que pasa sino que haces tú con lo que te pasa, en fin “Amat victoria curam”, feliz semana.