ANTIMINEROS

Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. En Filosofía y CCSS

Caso todos niegan ser anti mineros, lo niegan en su cognición, pero su praxis demuestra que en verdad son “antis”, ser anti minero da lucro, genera ganancia, te hace famoso, aunque no sea una forma permanente de vivir, siempre hay coyunturas favorables en las cuales los vientos llevan a tratar el tema, la anti minería usa tonos y melodías antiguas, “deuda histórica”, “compensación social”, “responsabilidad ambiental”, “compromiso cultural”, mensajes que han calado en las poblaciones y que cada época de elecciones surge el discurso conocido y retorica habitual “bla, bla, bla”.

Pero han pasado buenas décadas   y realicemos un balance de lo que nos trajo la anti minería, ¿genero obras de infraestructura en la ciudad?, ¿genero más empleo en la gente especializada en industrias extractivas?, ¿nos trajo progreso o involución como sociedad?, ¿causo que el Estado mire nuestra miseria poblacional?, ¿causo sensibilidad para que nuestros presupuestos aumenten en el gobierno sub nacional y gobiernos locales?

¿A quienes hizo millonarios ser anti mineros?, ¿quiénes se beneficiaron más realizando esa demagogia?, ¿quiénes son los nuevos ricos haciendo uso de nuestra miseria condición de vivir en entornos mineros?, la anti minería es en el fondo un estilo de joder elegantemente para vivir lujosamente, una forma de idealismo disfrazado de puro pragmatismo financiero, un modo de sacar dinero al Estado no para bien de las mayorías sino para el bien de una minoría.

Los anti mineros son los nuevos sacerdotes ambientales que desde su tribuna eclesiástica proclaman y alertan con sustento científico o seudo científico sus taras hacia los fieles creyentes la proclama de reconstruir un mundo mejor, recrear un planeta limpio, son los neo idealistas que tienen fachada de pulcritud, pero al igual que todos los mecanismos de gestión pública o privada, están también algunos ensuciados, manchados y hasta ya han hastiado a la sociedad civil de sus soflamas.

En la capital minera del Perú, la anti minería ha hecho bien su trabajo, ha sensibilizado diciendo sus sustentos gnoseológicos y su acción ha ido a niveles de Estado, pero sus frutos han sido catastróficos, nadie quiere visitar la ciudad más alta del mundo porque están convencidos que no solo el frio y la altura es su mal, también es su aire y su patarcocha, pocos desean hacer empresa en la ciudad del frio, no por la presión atmosférica sino más bien porque consideran que invertir en una ciudad que “desaparece” es perder sus futuras ganancias.

La actividad extractiva ha generado nuestra bendición: empleos, progreso, desarrollo urbano, calidad de vida de modo parcial, aunque no total, pero también la actividad extractiva ha traído males: contaminación ambiental, metales pesados en nuestro organismo, evanescencia, en fin, cuando visitas otras ciudades, cada uno tiene su mal y su bien, lo que diferencia es la actitud con la cual asumen su mal y perfeccionan su bien, aquí en la capital minera nuestro bien  ha sido los miles de millones que hemos tenido gracias a las regalías mineras y canon, ¿ han invertido bien los líderes políticos ese dinero?, ¿ el gasto ha sido efectivo o ineficaz?

Las respuestas ya lo saben, tuvimos plata y se robaron, se engolillaron, y aquí como ciudad seguimos, sin agua potable, sin hospitales, sin nutrición correcta, sin palacio cultural, sin coliseo, con laguna sucia, con extremos pobres en las calles, y sin relleno sanitario hay hermanos anti mineros muchísimo que hacer.