Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. en Filosofía y CCSS
Los clubes carnavalescos, los grupos culturales y las asociaciones artísticas organizaran el Carnaval Cerreño sin el apoyo de la municipalidad provincial de Pasco cuyo alcalde se negó a promover e incentivar la identidad cultural incluso acusándolos de “mercenarios de la cultura” a los esforzados promotores de estas actividades que construyen cultura e historia en el Cerro de Pasco.
A la par han salido los clásicos defensores rentados para apabullar y sostener que desde antes la cultura no requirió financiamiento, sino que en aquellos tiempos todo se hacía “por amor al arte”, esto es desdeñable, ya que antes las municipalidades decadentes por no tener recursos emanados del Estado corrían por cuenta propia temas de prioridad para la población, pero hoy la ley de municipalidades exige promover e incentivar la educación, la cultura y el deporte, de allí que es obligación , deber de todo gobierno local coordinar y liderar estos procesos.
Pero hoy no tenemos gestión municipal que promueva nuestra cultura, se olvidó de las promesas de campaña, hizo amnesia e incluso uno por momentos entiende que se urea en esa política, así como hace pis en otras necesidades de la población, una gestión municipal carente de obras magnánimas, de gestiones de utilidad y que solo es famoso por mecharse con cuanto grupo, colectivo o espacio social que le reclama lo justo.
Y si algo de interés quiere hacer notar, pues hace lo que no le compete, reemplaza al alcalde distrital de Rancas apoyando a los afectados por metales pesados, quizás capitalizándolos para en el fondo obtener favores y probablemente hacerse de oro a causa de esa lucha.
El alcalde no tiene defensa mediática, no cuenta con operadores sociales que puedan traer resultados óptimos de buena gestión, nadie sale a defenderlo a la radio, a la tevé o en la internet, se defiende solo, se protege en un vacío, no lo defienden sus regidores oficialistas, no salen a sustentar los porqués de las decisiones de la gestión los funcionarios, en suma, es un naufragio de gestión municipal.
Encima se le viene una sesión extraordinaria que se debe convocar porque los plazos ya se vencieron en donde abordaran su probable vacancia, de los 11 regidores 6 son oficialistas, 4 opositores y 1 es neutral, seguro que en esa reunión concejal lo apoyaran y se opondrán a la vacancia, pero decidir eso sería dispararse al pie ya que comunicado al JNE la decisión del acuerdo de consejo, este quizá defenestre a quienes optaron por esa decisión.
Son días malos los de marzo que se vienen, grupos carnavalescos que harán notar su sentir en bandos contra el alcalde, regidores que intentarán vacarlo, transportistas queriendo quías subir el pasaje en plena crisis de administración, construcción civil exigiendo empleos que según convenio el firmo forzadamente como sin querer queriendo, días grises que se viene en marzo y que requieren lucidez en la cabeza y frialdad en el corazón para afrontar estos vientos rasos.
