LA VIDA DEPENDE DE UN VIRUS

Por Fiorella Linda Gutiérrez Lupinta

Por diferentes testimonios de médicos y pacientes que hemos leído en los diarios y visto en las noticias, el Perú está pasando por una etapa muy difícil. Ahora los médicos deben elegir a quién atender: a los pacientes más vulnerables y con menor probabilidad de vivir o a los pacientes menos vulnerables y con mayor probabilidad de vivir.

El presidente de la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva, Jesús Valverde, afirmó que el colapso de los hospitales en Lima, ha originado que los médicos de las UCI, asuman ya una “fase de selección”.

Lo cierto es que, la “fase de selección”, ya se aplica en todos los hospitales del Perú. Por un lado, los médicos están viviendo un drama, y tienen un sentimiento de culpa; ven todos los días fallecer a un paciente, el cual ellos decidieron dejar de atenderlo porque era vulnerable y esto les afecta totalmente. Por otro lado, está la desesperación y dolor de los pacientes, al saber que no serán atendidos y morirán y, al otro costado, tenemos a los familiares que deben ver morir a sus padres, madres, abuelos, etc., sin poder hacer absolutamente nada. 

Tantas lágrimas derramadas, ruegos, cuadros dolorosos que se viven en los pasillos de los hospitales y fuera de ellos, es un escenario traumático.

Hemos llegado a un punto donde “la vida depende de un virus”, todos tenemos miedo, pero el virus sigue avanzando, tampoco tenemos oportunidad de detenernos, porque sería un peor escenario. Otro problema aparte, vienen a ser los medicamentos, los respiradores artificiales, los balones de oxígeno, etc.

Recuerdo que leí a los 12 años exactamente, un libro llamado No serás un extraño, del autor Morton Thompson, donde el protagonista Lucas Marsh, en sus inicios de ejercer la medicina, tenía que asumir la gran responsabilidad de elegir, qué paciente tendría que vivir y qué paciente tendría que morir, porque no se abastecían con las camas ni con la atención médica. Esto deja a Marsh, completamente confundido, y a realizarse muchas preguntas, evaluar lo que era en realidad la ética médica, refutar a otros médicos que tenían cargos mayores, a sentirse culpable. Al leer esto me puse en la situación de Lucas y realmente se me escarapeló el cuerpo, qué difícil y horrible situación.

Pero no podemos ser ciegos, debemos ser muy fuertes, debemos afrontar cara a cara a este virus. Los doctores están haciendo hasta lo imposible por salvar la vida de la gente. Los enfermeros, hasta el personal de limpieza y todo aquel que labore en el sistema de salud, se están esforzando.

Siempre cometeremos errores, pues nos hemos enfrentado sin armas a una batalla nueva que, por primera vez la estamos viviendo, pero también debemos ayudar cuidándonos y cuidando a nuestros padres, abuelos, hijos, a toda nuestra familia, haciendo lo que podamos para protegernos del COVID- 19.

Tenemos la capacidad de aprender de nuestras experiencias y somos inteligentes. Estoy segura que, poco a poco, vamos a aplacar esta plaga y las vidas perdidas no serán en vano.