UNA MIRADA AL DUELO

Hoy, donde una enfermedad juntamente con las prohibiciones de una vida normal y cotidiana, pasaron a la incertidumbre y la desesperanza, la que parece apoderarnos de nosotros, causándonos angustia y mayor aún miedo a “la perdida”. La gran pregunta que necesitamos hacernos para empezar a trabajar nuestro mundo emocional es ¿Cómo asumo esto que está sucediendo?.

Mencionar a LA MUERTE una vulnerable línea de pensamiento  NOS RECUERDA QUE LA VIDA NO DEBE POSPONERSE, que todo se desvanece y genera temor, que  somos seres temporales con un determinado tiempo y debemos recordar que no  viviremos para siempre, pero nos cegamos por miedo y nos olvidamos de ello, más vale seguir dormidos para que la muerte no nos agarre de sorpresa, sin percibir que el problema de vivir de esa manera es que nos perdemos la vida, vivimos a medias y lo más precioso que tengo para darme y dar es el tiempo y la vida.

En realidad la vida se moviliza entre perdidas después que nos generara un impacto emocional difícil, pero requiere de la aceptación como una condición necesaria para vivir.

A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd. “Alphonse de Lamartine”.

La respuesta ante la pérdida tendrá una conducta atípica, sea por su condición social, su personalidad, ya sea su historia personal o incluso algo vital como su tipo de afronte ante hechos. La verdad es que nos tocará arrostrar el dolor, pasar por un proceso de aceptar mi sufrimiento ayudándome a tolerar el camino con o sin compañía pues nadie puede librarte del sufrimiento ni sufrir en tú lugar. Sin embargo, si nos toca acompañar a alguien requeriremos de las habilidades socioemocionales, como la empatía, asertividad y escucha activa para decir las palabras necesarias y ayudarle a vivir su duelo, sin negarse a la realidad de la muerte y a hacer soportable su angustia. 

Frankl recomienda aceptar el sufrimiento porque rebelarse contra él parece comportar todavía más sufrimiento.

Aquellas personas que vienen atravesando una pérdida irán tomando conciencia de que si están de duelo es porque se ha querido mucho y es el costo que tiene habernos implicado a amar, la ventaja de no amar y no involucrarnos es no sufrir, y a veces queremos vivir sin sufrir y con esto no me refiero a que ojalá que sufras, quiere decir que el sufrimiento es parte de la vida y si nos ahorramos los dolores, nos ahorramos los aprendizajes que cada dolor trae.

El COVID-19  nos da un sufrimiento añadido, que es el no poder despedirnos como se debe.

El duelo es tan natural como comer cuando tienes hambre o llorar cuando se está triste es la manera como se sana un corazón roto “Doug Manning.”

Estamos preparados para elaborar los duelos pero que a veces precisamos de ayuda cuando se vuelve patológico. Tengamos la capacidad de acompañar incluso en el silencio cuando el otro lo necesite, por eso si siempre rodéate de personas que nutran.
Fiorella Porras Portillo
Psicóloga