El gobierno regional, hace algunos años, llevó a cabo la construcción de una conducción de agua desde la Laguna Parcocha hasta La Nueva Esperanza, con el fin de evitar la inundación de las viviendas ubicadas alrededor de la laguna a causa de las lluvias. Sin embargo, ahora los vecinos de La Nueva Esperanza se enfrentan a daños en sus propiedades, negocios y la contaminación de sus inmuebles.
Dirigentes de la zona se reunieron con representantes de la empresa minera propietaria del terreno, quienes aseguraron que no autorizaron la construcción de dicha obra. La consejera regional, Hilda Blas Flores, mencionó algunas acciones preventivas que acordaron implementar para mitigar los efectos negativos de esta situación.