La presidenta Dina Boluarte promulgó la ley de amnistía que otorga beneficios a militares, policías y miembros de comités de autodefensa procesados por presuntas violaciones a los derechos humanos cometidas durante el conflicto armado interno que vivió el país entre 1980 y 2000.
La norma exime de responsabilidad penal a quienes participaron en operativos durante ese periodo, siempre que estos hayan actuado “en cumplimiento de su deber y en defensa del orden constitucional”. La medida ha generado controversia y preocupación entre organismos de derechos humanos, que advierten que podría significar impunidad en casos graves, incluidos desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y torturas.
Diversas organizaciones nacionales e internacionales han expresado su rechazo a la ley, al considerar que contradice compromisos asumidos por el Perú en materia de derechos humanos y podría afectar procesos judiciales en curso.
Desde el Ejecutivo no se han ofrecido mayores declaraciones sobre los alcances específicos de la norma, mientras que sectores políticos afines a la medida la defienden como un acto de “reparación histórica” hacia quienes enfrentaron a los grupos subversivos.
Se espera que en los próximos días organismos como la Defensoría del Pueblo, la CIDH o la ONU Derechos Humanos se pronuncien formalmente sobre esta decisión.