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Este promedio representa el más alto observado en comparación con los gobiernos anteriores desde 2017, cuando los índices eran considerablemente más bajos.
Especialistas en seguridad y ciudadanos coinciden en que estos datos evidencian un empeoramiento de la crisis de violencia, generando alarma por la escalada en los asesinatos y la urgencia de adoptar medidas concretas para contener el crimen.
Hasta el momento, las autoridades no han emitido una respuesta oficial a este incremento sostenido, pero la situación ya despierta preocupación en diversos sectores por el impacto social que implica.
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