APOLOGIA A LA MINERIA

Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO

Lic. En filosofía

Estos días producto de la movilización de Zumel y la riada de personas y niños pidiendo atención a la ministra de salud para destinar fondos para su atención y logrado esto, ¿es necesario entriparle todo a la actividad extractiva que mal o bien nos ha sostenido más de 4 siglos?

Se dice que las viejitas lindas de otros lares donde el clima es cálido le susurraban a sus hijas “vaya al cerro pero no te busques profesor ni comerciante sino que sea minero”, se murmura también a los dueños de tierras de un valle famoso y de una zona donde hay fuerte viento que cuando ofrecían sus predios en venta decían: “si es de cerro es de la mina, cóbrale caro esos tienen plata”, o el famoso dicho entre las peperas “si es minero hay que pepearlo”, estos dichos encierran apotegmas profundos acerca de quienes vivimos en el Cerro de Pasco.

¿Quién no está en el Cerro por la minería?, el que vende papa y camote, el que comercia profesión y educación, el que defiende y acusa, el sofista y el socrático, la iglesia y el buen pastor, el monge y el laico, el policía y el delincuente, la meretriz y el parroquiano, el santo y el pecador, todos casi estamos aquí gracias a la minería.

La minería hizo pobres a muchos que hoy se quejan “por no guardar pan para mayo”, la minería hizo que muchos construyan sus empresas, edificios y camionetas ¿o no luchadores?, la minería pago la educación de los nietos, de los hijos y de los hijastros, sustento el empleo para el padre, el hijo, el yerno, la nuera, el sobrino y hasta el no reconocido.

La minería construyo indirectamente nuestra identidad y forjo nuestro emblema cultural, “Capital minera”, nos dio y da plomo sí, pero también nos dio y da fondos, dinero y presupuesto público de donde otros roban, sisean, aprovechan y lo utilizan para forjarse millonarios y dejar la tierra, la minería está y estará aquí, nosotros y los otros nos vamos, abandonamos, dejamos este tálamo donde la minería nos bendijo y a la vez nos detractó, nada es perfecto decía el oráculo.

La minería fue y es fuente de inspiración para nuestros huaynos y mulizas, para nuestro acervo histórico y lenguaje vulgar “tierra de machos” no por el frio ni la altura sino por el socavón y la expectativa de vivir cerca a la desgracia al trabajar en la mina.

La minería hizo posible ver futbol profesional a 4332 m.s.n.m, hizo posible que tengamos Universidad, tecnológicos, colegios y escuelas, la minería trajo el primer auto aquí y no a otras tierras, la minería hizo llegar el primer ferrocarril aquí y a no a otros pueblos, por la minería vinieron los españoles después de su invasión y trajo a los chilenos después de ganarnos la guerra del pacifico, la minería genero héroes urbanos, alcaldes con “huevos” bien puestos y dirigentes corajudos, la minería engendro males y financio curas y sanidades.

La minería trajo al cura y a las monjas, importo al pastor y a los capellanes, la minería construyo la casa en otra ciudad, el edificio en otro pueblo, de esta labor se sacó el primer capital de donde genero nuestras empresas privadas, la minería trajo progreso en la familia y desaparición urbana filial, la minería pago el pre grado de nuestros hijos, el post grado del esposo, la esposa y el doctorado del hijo que se fue a otro lar.

Entonces al “pan pan y al vino, vino ”, la minería es nuestra bendición, nuestra ventaja competitiva, nuestro exorcismo contra la pobreza, la minería nos convirtió en la tierra de la esperanza que trajo y trae a mucha gente para seguir sobreviviendo y adaptándose para continuar existiendo.