EL PODER DEL TIEMPO FUTURO

Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. en filosofía

Los genios de las áreas de relaciones públicas de diversos gobiernos locales y sub nacionales tienen en mente el poder del tiempo futuro, conocen la gramática y engañan usando mensajes futuristas en la cual la mayoría cree, pocos se muestran incrédulos porque analizan e identifican el sentir verdadero de la oración y la información.

Es que el tiempo futuro es siempre bienvenido en la política de la administración pública sea edil o regional, el tiempo futuro suena perfecto, huele a promesa, ventea a ofrecimiento, escarba la esperanza y vaya que cae bien a la gente, porque la masa inopia, la muchedumbre dogmática siempre ha creído en que el tiempo futuro es o será mejor, puede ser pero mas no puede ser, pero quien desea malas noticias, se aceptan las buenas noticias y con más ahínco los ofrecimientos a futuro.

Dicen en sus titulares “municipio construirá”, “gobierno iniciara”, “gestión edil pronto hará”, “alcalde traerá”, “líder regional cumplirá”, todos esos tonos que cosen promesa y no realidad produce esperanza y alegría, pero un uso más extensivo, más prolongado y permanente genera desazón, incumplimiento, y frustración; es que quizás desde niños la promesa del tiempo futuro siempre hizo de nosotros que se solidifique la ilusión, y vaya que el peruano es iluso, idealista, romántico y estoico empedernido con sus esperanzas.

Al final esa carretera que se dijo se construirá nunca se terminó, esa obra magnifica que se inicio fue dejada y ni siquiera se puede remover porque un arbitraje te lo impide, muchas promesas se hacen pero ¿se cumplen?, la respuesta es un tácito no, el mensaje no coincide con el tiempo ni con la acción, se vuelve mentira, artificio y trampa.

Por eso en las redes sociales, en las publicaciones impresas, o en las notas de prensa emitidas suena mucho parafraseo futurista de que en el ulterior estaremos mejor con más obras y mejores proyectos que inician o que se darán, así nos muestran que en la presente realidad estamos jodidos, maltrechos y que un mundo mejor, nuevo y más estable vendrá, aparecerá, iniciara, se hará, pronto vendrá, y nosotros los ciudadanos soñadores nos la creemos y aceptamos si pues será así, así será, amen.

Como el enamorado promete a la señorita y luego la tergiversa, como el esposo que da su palabra que hará bien su vida y luego importa con los sentimientos así hacemos , o peor nos sometemos al imperio del tiempo futuro, esa intención de que a través de la palabra, del mensaje deseamos construir un mundo alejado de la realidad, pero cuando esta promesa resulta fatua, resulta ser incumplida, queda mal la gestión y los que la lideran; pero eso que interesa, lo que importa es la apariencia, no la esencia, la apariencia es para el tiempo presente la esencia es para el futuro.