Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO
Lic. en filosofía y CCSS
Este año escolar pandémico es restregado para el maestro y maestra, el virus arrincono nuestros deseos de servicio efectivo, ni bien íbamos empezar la jornada anual, nos disparó en la voluntad y después reaccionamos y se despertó con “Aprendo en casa” y así hacer algo por la educación de los infantes, niños y adolescentes.
A casi todos, la educación virtual los agarro en pañales en cuanto a su hacer y quehacer, fue un proceso acelerado que exigió en el maestro romper sus esquemas de pasar de una educación de aula presencial a un aula virtual.
Nuestro WhatsApp como nunca anuncia día y noche avisos de llegada de tareas, nuestra laptop paso a ser el compañero de mañana, tarde y en la oscuridad, el celular se convirtió en un gran aliado cuando está perfecto y una desdicha cuando ya su memoria interna no da para más, y la internet es nuestra ilusión y decepción diaria.
Al zoom lo hemos estudiado y tratado como a un contrayente, al meet le hacemos caso más que a nuestras proles, las reuniones virtuales suelen ser más serias y protocolares, pero es la oportunidad de ver a los colegas, fastidiarlos o simplemente castigarlos con el silencio del micro y la pantalla en negro como símbolo de la apatía educativa que se merecen algunos.
Los padres llaman y piden explicación de la tilde o de la ecuación que no entiende, llaman de madrugada, de noche, de tarde y hasta en tus sueños, los padres llaman y preguntan, te interrumpen en el almuerzo, atosigan en la cena, timbran cuando estas en tiempos de familia, las 24 horas atendemos sin negar, sin dejar de contestar, atento siempre para la atención sea esta telefónica y virtual, 30 estudiantes, 90 llamadas, 270 mensajes, es esforzado.
Ni que decir de la educación rural donde allí los maestros se esfuerzan, pasan controles comunales para llegar después de dos horas de viajar al primer cerro donde educara al niño, luego demorara otra media hora para llegar a otro pampón para dar instrucción a sus niños, y después pasara otra media hora para llegar a la gran laguna y estar con su mayoría de alumnos siempre a distancia para entregar sus materiales y darles saber a sus niños, adalides del magisterio.
Uno de estos días le preguntaba a una colega porque enviaba los WhatsApp de videos y audios del programa a sus alumnos en un horario fijo y si o si a esa hora, en punto, y me explico que sus niños a esa hora estarían llegando a la punta del cerro después de caminar alguna media hora, otros 45 minutos para recibir el mensaje en su celular ya que en ese cerro si llegaba la señal de internet.
Pero también quiero referirme a los colegas de la educación privada en Pasco, los sacrificados y esmirriados en esta pandemia, ellos hacen clases en google clasroom o zoom, graban, editan, suben sus videos, califican, evalúan, y ganan la mitad de lo que este año iban a ganar porque como ustedes bien saben nadie acepto pagar la pensión completo solo la mitad y es por eso que los maestros de la educación privada solo ganan la mitad de su sueldo en todo este año.
Esa es la educación urbana, rural y privada de estos días de pandemia, el otro día mi colega que trabaja en zona rural se demoraba en hacer recargar y cuando le pregunte porque tantos números de celular abarrotaba y me dice a 09 números les recargo 5 soles para que les dure el WhatsApp todo el mes, yo con mi ingenuidad capitalista le digo: “los padres te encargan” y él me dice que “no”, que él cada mes hacia eso desde abril ya que de todos sus niños sus padres son pobres y que no tienen para la recarga, apenas pudieron comprar equipos de celular con el ahorro y así recibir los mensajes, ¡quede atónito!, ¿ de tu propio sueldo del mes?, “si” , me dijo, con esa satisfacción que cumplía su deber, para muchos sonara cojudez, pero así es la nuez en el ámbito magisterial.
Todos los maestros quieren volver a clase, los estudiantes también, los extrañamos, pero este año no se podrá, es raro así, pero necesario, extrañamos recibirlos en la puerta del aula, extrañamos sus abrazos, sus saludos modernistas, sus ruidos y bullas, sus silencios, hasta extrañamos a los padres que es algo ya excepcional.
Es DIA DEL MAESTRO y sentimos que no lo merecemos, no merecemos estar lejos de quienes son la razón de nuestro magisterio, él y la estudiante, el otro día la hija de un colega Maestro me dijo que su padre ya no iba a volver al colegio, porque ya se jubilaba y que este mes seria el ultimo de su magisterio, llegan esos días donde ya no iras a un aula, ya no atenderás a tus estudiantes, pero siempre estará el espíritu magisterial que no acaba con una jubilación ya que como dice nuestro himno “ Somos lo que hemos querido ser, Maestros ayer , hoy y siempre”, ¡feliz día Maestros y Maestras que le creación los bendiga y prospere.!